Hablar y escribir son las dos formas en que se manifiesta nuestra actividad lingüística. La primera está asociada a la comunicación por medio de señales verbales, mientras que la segunda se transmite por medio visual. La lengua hablada es una manifestación natural del ser humano; la escritura, en este sentido, es artificial. Esa diferencia afecta aspectos diversos de tipo social y cultural.

La escritura no es simplemente una transcripción de lo hablado. Ella hace permanentes los mensajes y permite, que sean llevados a destinatarios que no comparten el lugar y tiempo del emisor.

La adquisición de esta modalidad no es espontánea, sino que resulta de un proceso de instrucción al que se dedican muchos esfuerzos. En este apartado se indicarán algunas propiedades específicas de la lengua, que le ayudarán a orientar el proceso comunicativo de los escolares o, del suyo propio.


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